Revelaciones

"No elegimos la verdad, solo nuestra actitud frente a ella"

Brillar sin culpa

Brillar sin culpa

Cuando hablamos de amor propio ¿a qué nos referimos? 
Tiene que ver con poder vernos a nosotros mismos, dejar de mentirnos y ocultarnos, y enfrentarnos a nuestra esencia, aquello que nos hace únicos, que le da sentido a nuestra existencia y que no lo podemos encontrar afuera. 
Vernos para encontrarnos o reencontrarnos, para despertar, desprendernos de lo heredado, lo aprendido, aquello que nos da seguridad y animarse a ir más allá. Es poder visualizar lo que nos hace sentir vivos, lo que nos destruye, luz y oscuridad; para finalmente poder aceptarnos tal cual somos, valorarnos, sin necesidad de encontrar una aprobación externa, sin dejar que nada nos condicione o nos limite.
Valorarnos, aceptarnos, significa desapegarnos, desprendernos de las miradas y de lo que los demás esperan de nosotros, empoderarnos. Y, al mismo tiempo, entender que somos responsables de nuestra felicidad y de nuestra libertad, que nadie nos va a brindar la seguridad y estabilidad que anhelamos. A nadie le corresponde defendernos, cuidarnos, sacarnos adelante. 
Amarnos, querernos, es no dejar que nos lastimen, es no depender del cariño y valoración del otro para sentirnos fuertes, para ser valientes y luchar por nosotros. 
Es brillar sin culpa, irnos, alejarnos de todo lo que nos oscurece, es ponerle fin al maltrato y a la manipulación, es priorizarnos siempre, es entender que ser diferente no está mal, que si nos van a querer de verdad, nos van a cuidar, van a querer lo mejor para nosotros y nos van a dejar ser. 
El amor propio tiene que ver también con el perdón, entender que todos nos equivocamos, que así es la vida, que el otro no nos debe nada, que no tiene que ser o actuar según nuestro parecer y que no por no brindarnos lo que queremos o necesitamos merece nuestro rencor o ira. Es darle al otro la oportunidad de ser, aunque no estemos de acuerdo. 
Y, perdonarnos a nosotros mismos por las veces que fallamos o herimos si querer, entender nuestras limitaciones y no culparnos o lamentarnos por no ser lo que "deberíamos".
Quererse es aceptar nuestra historia y no querer cambiarla, ser agradecido por todo aquello que nos ayudó a crecer y a fortalecernos. Es vivir en el presente con los pies sobre la tierra y los ojos mirando al cielo, sin miedo; siempre buscando ser mejores, dejando que todo fluya...

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