Revelaciones

"No elegimos la verdad, solo nuestra actitud frente a ella"

Reales, auténticos y sin demora

Reales, auténticos y sin demora

Vivimos en una realidad que nos aprisiona, nos esclaviza, a veces no nos deja opción y nos vemos obligados a cumplir las reglas creyendo, casi inconscientemente, que es lo correcto, nos limita porque nos dice que es lo mejor. Somos títeres, tenemos miedo de no ser lo que deberíamos, de ir contra la corriente, de tomar un camino propio. Estamos tan acostumbrados a negar lo que realmente sentimos o pensamos para no ser vistos como un bicho raro.

Qué horror, sin darnos cuenta estamos muertos en vida, “felices” y a gusto con nosotros mismos porque somos ejemplos a seguir y el resto se asombra de nuestra rectitud, seguridad

y elegancia. Estamos tranquilos porque no hay nada de qué preocuparse.

Mientras tanto, muy dentro de cada uno, una voz grita: BASTA!, que es esto? Y, sin entenderlo, nuestro cuerpo comienza a debilitarse, se pone pesado… algo no anda bien. Nos preguntamos, ¿Qué hice mal? O ¿Qué me hicieron? … De nuevo la voz clama: este no soy yo, ¡déjenme salir!...

Por fuera, todo se estabiliza, y tratamos de ir pegando parches a los baches que poco a poco van destruyendo el cascaron del corazón. Intentamos hacer de cuenta de que nadie nos habla, nos cerramos cada vez más, queremos callarnos a nosotros mismos. Empleamos todas las estrategias posibles, creamos nuevas reglas, negamos totalmente lo que está sucediendo.

Otra vez alguien habla de lo profundo y dice: NO TENGAS MIEDO! Anímate a escucharme, a escucharte. No soy tu enemigo, soy vos mismo. ¿Te acuerdas? Me encerraste acá cuando viste que no encajaba en el mapa  y con lo que con tanto empeño intentaron instruirte para que busques cumplir con tu misión… a propósito, ¿Cuál es tu misión? …

El alma empieza a quebrarse, del corazón emana pequeños destellos de luz pero otro parche lo cubre y ahora también tiene un candado atado al cuello.

Comenzamos a angustiarnos, ahora lloramos sin razón, nada de lo que hacemos nos devuelve la alegría, el miedo se empodera y la vista se nubla.

Después de un tiempo ya no vemos ni podemos sentir, caminamos y actuamos esclavos ahora de ese dolor sin darnos cuenta que sucede, solo pedimos que acabe y que todo vuelva a la “normalidad”.

La voz pregunta: ¿Qué es para vos lo normal? ¿Qué es eso, no lo eh conocido nunca?...

 Ahora comienza a ser más fuerte, más clara, el candado se oxida y el corazón estalla. Se puede ver un gran cumulo de energía contenida que comienza a expandirse y desde lo más profundo se libera finalmente, esparciéndose y restaurando el alma, el cuerpo. La alegría se apodera, vuelve a manifestarse y los ojos son sanados.

Finalmente te das cuenta que nunca supiste quien eras, dejas de ser ese en quien creías y te transformas en quien eres. Es así, como tu misión comienza.

Ahora libre puedes escoger el modo más creativo de transmitir y compartir el don que hoy te fue revelado, que siempre poseíste pero nunca conociste. Es pues el amor que se manifiesta cuando nos animamos a escucharlo y dejar que haga lo que se le plazca…

Compartir este post
Repost0
Para estar informado de los últimos artículos, suscríbase:
Comentar este post